Explícame la parte bonita de la historia

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Mi foto
Villaviciosa de Cordoba, Spain
Jim Morrison decía: "Y es por eso que me gusta tanto la poesía: porque es tan eterna. Mientras haya gente, se podrán recordar palabras y combinaciones de palabras. Nada puede sobrevivir a un holocausto salvo la poesía y las canciones. Nadie puede recordar una novela completa. Nadie puede describir un filme, una escultura, una pintura. Pero en tanto y en cuanto haya seres humanos, las canciones y las poesías pueden continuar...". O acaso: ¿Quien no se ha sentido alguna vez como un poeta atrapado entre el cielo y el infierno?".

"Los buscadores de sueños encuentran oro en cualquier parte"

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martes, 24 de marzo de 2009

Corazón... Que bonita palabra: ¿Verdad?

La fortaleza humana, esa templada espada con el fuego eterno de los Dioses: ¿Donde se halla?. Hubo una vez, un día, en el que yo pensé y creí que esa soberbia facultad era tan solo potestad de guerreros y valientes, de fornidos antebrazos y espaldas de gigantes. Y como tantas otras veces, loco de mí, me equivoqué. Porque no, la fortaleza, al menos ésta que mis versos expresan, esta fortaleza está, pero no se nota, tampoco creo que se esconda, pero cuando ha de hacerse, cuando ha de venir, sin duda, te honra.

La Fortaleza es una anciana con rostro de princesa, oculta que no prisionera, en el quicio meridiano de las más profundas entrañas. Es el único soplo de viento que el Dios todopoderoso, dejó guardado en un lugar secreto para que una vez decubierto, hiciera del muerto un vivo, del valiente un cobarde y del poca cosa un hombre con dotes de artista, para saber templar el tiempo, para saber darle sabor al miedo, para colocar una puntita de color al desconcertante desconsuelo. No, señores, la fuerza no está en las manos, ni en los fornidos antebrazos, ni en los omóplatos musculados. La fuerza está en el alma, en la profunda inmensidad de una inesperada calma; en la sonrisa de una lágrima, en la tristeza de una cama de hospital o en la cicatriz nunca curada que una herida deja en tu cara.

El amor duele, claro, pero más duele el dolor, pues uno no sabe quien es en realidad hasta que no se enfrenta, hasta que no se compadece de sí mismo y sale de esa trifulca, victorioso. La Fortaleza humana es una llama inherente que cuando parece desaparecer, permanece y nunca se apaga:

¡Oh cobarde de mí
que tanto aguanté y sufrí
hasta que al fin, amiga mía,
te descubrí...!

Esta especie de carta poética o de prosa metafórica que estoy intentando escribir, no es, sino una de aquellas otras maneras de querer seguir siendo feliz. Y en ella, aparecerá en más de una ocasión una preciosa palabra, la palabra "Corazón". Que bonita queda escrita: ¿Verdad?.
No corren buenos tiempos para la lírica- como decía aquella bella canción, pero todo viene a colación. Porque esta palabra mía de hoy, ya pasado el mediodía: ¡Corazón!, será la que haga despertar del letargo a mi poesía.

Separadas por una ancha franja de casi una vida, pero a la vez, por esa palabra tan unidas. Sin querer, como dos desconocidas que sus caminos cruzan en una encrucijada, de molinos de viento que baten sus aspas en sentido contrario al común sentimiento.

Una, la más pequeña, con apenas veinte años, la chica con la sonrisa más bella y con más fuerza que en mi vida, mis ojos vieran, al fin, tranquila, curada de un calvario de frío y miedos. Porque una vez todo pasado, el pasado ya no parece tan duro o porque al colocar sobre tu corazón esas dos bellas alas, podrás al fin volar. Volar al inmenso y profundo mar que se abre en el interior de aquellos sueños rotos, que hoy te ofrecen aires renovados de vida, libertad, radiante sabiduría y por que no, también preciosa, poesía.

Es cierto que la pena une, que el dolor hace amigos, que el miedo compartido aún siguiendo siendo miedo se hace más llevadero, pero: ¡Niña, que miedo!: ¿Verdad?.
Tus tres meses de agonía acabaron, ahora con un corazón renovado que puede volar, todo será diferente. Seguirás, no me cabe la menor duda, sonriendo, con esa bella sonrisa, otorgando ese privilegio a los tuyos, a tu novio y a tu familia, a los que por ti velaron, velan y seguirán velando, aunque sea con sus almas en vilo. Yo sin embargo, te deseo alguna que otra cosa más, pero sobre todas esas cosas, te deseo tres:

1.- La primera: "Paz"
2.- La segunda: " Libertad"
3.- Y la tercera: " Vida"

Te deseo, niña, mis tres palabras preferidas, con permiso de la más bonita de todas las palabras posibles: ¡Poesía!.

Y la segunda protagonista, de este poema mío de cuento, narrado en forma de carta metafórica, la que tiene en vilo mi alma y en ascuas mis entrañas. La de mayor edad, la que aún permanece anclada en un puerto de nombre hospital, inundado por aguas saladas, que deben salir de ese lugar, pues penetraron por un hueco atrás dejado, inundando de angustia y de sal, la cavidad que rodea a esa bella y bonita palabra. Yo sé que todo saldrá bien o al menos así quiero creerlo, y cuando este presente se convierta en pasado, quisiese un futuro con dos corazones renovados. Uno al que pusieron dos alas para volar al interior de los sueños y otro al que desalojaron las aguas saladas de aquel puerto que duele y angustia tanto.

El dolor nos unió y aunque cabe la posibilidad de que no coincidamos más, este extenso poema prosaico es un tributo a la vida de dos personas y al desconcierto de dos familias, que sin conocerse de nada, compartieron en tan solo unos días, mucho más que si hubiesen permanecido juntas media vida.

La más pequeña, la cenicienta, lleva por nombre Inma y es la fuerza manifiesta de una bonita sonrisa.
La segunda protagonista de esta historia se llama Paqui y es mi madre, un claro ejemplo de fortaleza, extraída de una aparente debilidad que yo siempre supe que no era tal. Pronto todo terminará mamá.

¡Corazón! ... Que bonita palabra ... ¿Verdad?

miércoles, 18 de marzo de 2009

¿Quien dijo que no?


De mirada locoide, como la de Galileo, cuando adjuto y detestado fue por la inquisición, encerrado en aquella casa acusado de un herejía tan solo propia de un verdadero artista. Siglos después los que lo condenaron lo venerarían, una sabia y justa ironía. Cosas curiosas de ésta, nuestra maravillosa vida. Así comienza esta especie de historia que nada que ver tiene con lo que aparenta.
Verbos, palabras, adjetivos, vocales, coloretes, serpentinas, consonantes o calificativos y entre ellos, todos ellos, envueltos en el objeto del deseo de un recuerdo pasado que poco muestra y menos enseña. El que todo lo puede, a veces no puede hacer nada y el que ni mantenerse en pie puede es capaz, dios mediante, de hacer crujir las entrañas de las montañas.
La bondad de la solidaridad. La redención de los altruistas. El gobierno que no tiene palacios y con utópicas palabras acierta. La cara y la cruz de un dios y un diablo. El madero y la santa luz. El bienestar del sol que ilumina la sanación de la sociedad. El hazme reír de los ejecutivos. El niño con cara de pillo y barba de más de tres días que columpia cada una de sus pamplinas sobre versos libres de divina poesía.
Todo esto forma parte de esta especie de historia que intento narrar mientras de nuevo, a mi lado, a poco menos de dos metros, el cabello aureo que diviso dentro de mi hogar, cuando a solas conmigo mismo escribo, me hace sentir el más grande ser de su universo.

Como un engaño. Como una vida complicada que salpica de por vida a los que a tu lado se cobijan. Pero: ¿Qué hacer?:

Un payaso siempre será un payaso
aunque por dentro
se esté desangrando

Las cosas nunca fueron como nos las contaron, desde la Santa Madre Iglesia hasta los modernos comerciantes de almas, que dispuestos están a vender su propia cabeza si con ese engaño hacen ese día de verano un soberano trato.
Y no, amigos míos,
quizá todo tenga un precio,
pero no todo está en venta

O acaso no es cierto aquello que de pequeños a algunos, al menos, no dijeron:
“De lo que oigas no creas nada
y de lo que veas tan solo la mitad”

Los bufones también tienen su mundo interior y en algunas ocasiones tan enriquecedor que sorpresivamente, de noche o de día, embaucaría a todos aquellos que nunca ni una sola carta por ellos apostarían. Uno puede comportarse risueño ante una multitud, conversar con doctores, jueces, gerentes y barrenderos y al hacerlo, hacerlo siempre con el mismo gesto entre sus bruces, pues el mismo chiste, es el mismo para unos que para otros. Que diablos me importa a mí el poder. El único compromiso que tengo es conmigo mismo y si cada día cultivo la honradez, aunque a veces me equivoque, y le añado unas gotitas de buen hacer y una fragancia de furtiva locura, manifestada en forma de carcajada segura, entonces creanme, amigos míos, cuando digo que voy por buen camino

Pero una cosa no quita a la otra
¿Quién dijo que no?
¿Quién dijo
que los payasos no lloran?

Quizá sea el que mejor lo hace
porque mientras por dentro
una lágrima resbala
por el quicio de la arista
de su poliédrico sentimiento

Su rostro permanece inquieto
sonriente, maquillado,
como si nada en su mundo interior
estuviese pasando

El secreto de su emoción va inscrito en su Adn, grabado a borbotones en cada una de sus bases nitrogenadas, como un codex misterioso del que muchos desean obtener una sabia respuesta. Y no, claro que no, el payaso nunca tiene todas las respuestas, aunque quizá sí una bonita sonrisa.
No todo el mundo alberga la facultad de llorar y reír al mismo tiempo, como si todo ello fuese parte de la misma escena del cuento y que nadie se de cuenta, de que sobre el escenario la obra de teatro que están viendo lejos de tratarse de una rebelión cómica, pudiera tratarse de una tragicomedia.
No todo el mundo es capaz de dotar a su sufrimiento de una amplia sonrisa y maquillar su dolor con coloretes y serpentinas. No todo el mundo es capaz de sobrellevar una carga oculta que a muy pocos importa, porque cada santo que cargue con su propia penitencia.

Pero no, no es cierto
que quien más se queja
es quien más sufre

La doble alma, la doble vida, siempre bien entendida es, si cabe, a veces, tan necesaria, porque hay payasos artistas y muchos que se hacen llamar “artistas” y que nunca llegarán ni tan siquiera a ser payasos.
Yo me quedo con la lágrima, con aquella que resbalaba sobre una de las aristas del despropósito, mientras al sonreír uno estaba emitiendo un profundo llanto.
La historia, desde la primera página siempre nos habló de temas como estos. El marco poético de un carismático tipo, aquel Tersites descrito por Homero que era el hazme reír de Troyanos y guerreros. O el mismísimo Cicirro el romano:

¿Quién les preguntó a estos antepasados
si al quedarse a solas consigo mismos
eran igual de divertidos
que ante todos aquellos anfiteatros
donde dieron rienda suelta
a aquella tergiversada locura
de hacer reír para que el resto de seres
simplemente, amigos míos, se sintiesen bien?

Quien se acercó hasta ellos, una sola vez y quiso ver a través de sus ojos, dejando atrás el colorete, el maquillaje, el pillaje de su picardía o su inmaculada sonrisa ante la vida. Quien se acercó a ellos y les preguntó:

-¡Amigo Tersites, cómo hoy te hallas
pues observo tristeza en tu rostro
y ese hecho no es un hecho propio de un payaso!

¿Quién?

Qué los payasos nunca lloran
que no entristecen, que no reflexionan,
o que no se encadenan a las mazmorras de su alma
para poder a la siguiente mañana
reencarnarse de nuevo en ese payaso con cara de pillo

¿Quien dijo eso?
¿Quién dijo que un payaso
no tenía un espléndido mundo interior?
¿Quién?

sábado, 14 de marzo de 2009

La soledad de mi Conciencia

Te debo la vida de mis días
Te debo un sol de primavera
en medio de una madrugada
que a sol de estío me supiera

Te debo la melancolía
de mis horas más muertas
y como no,
el envés de mis mejores poemas
donde yacen escritas
las palabras y letras más bellas




Te debo el solsticio
de un eterno día de otoño
mientras con calma y paciencia
escribo lo que callo y otorgo

Te debo la picardía que escondo
y a raudales derrocho
cuando con alguna
que otra copa de más me coloco

Te debo la lírica de Orfeo
y el ojo con el que menos veo
Te debo la luna
y el rescoldo de mi columna

Te debo un verso espléndido
y la eternidad de todas mis estrofas
las que hablan de pena
y las que dicen cosas hermosas

Te debo la cultura de un Harakiri
porque no hay gesto más valiente
que otorgar tu vida
por lo que uno admira y siente

Te debo el lecho de mi cama
y la almohada de latex
que no calma nada
la voluntad de mis palabras

Te debo un trozo de mi alma,
de mi corazón no puedo ofrecerte
ni un pedacito de su nada

Pues en su interior
entre aurícula y ventrículo
albergo un tesoro demasiado bello
para hacer promesas que no sea capaz de cumplir:
¡Pues yo "casi nunca" miento!

Te debo un día
en aquel calendario que nunca cuenta los meses,
porta una memoria que no se lo permite
y siempre que lo intenta
pierde la batalla,
ya que su recuerdo no lo admite
y se desvanece ante las pupilas
de aquel pobre niño humilde
que un día quiso hacerse poeta
y jamás, por mucho que se empeñe,
conseguirá llegar a la meta

Te debo el resurgir de Pigmalión
y la metamorfosis de Galatea
Te debo la hojarasaca
de mi propia penitencia
y el color multiracial de las alas de las mariposas
que se posan sobre mi conciencia

Te debo el mejor retrato de Dorian
y el verdadero rostro de shakespeare
grabado sobre un lienzo
si es que alguna vez los expertos
logran ponerse de acuerdo
de quien fue de veras ese genio

Te debo una cerveza
en la tasca más infernal
del paraíso más perverso
aquel, donde solo acudimos
los que encontramos el secreto
que oculto yace en las entrañas
de nuestro esqueleto

Te debo mis ruinas romanas
y el Panteón de las pasiones más humanas
Te debo un pincel
con el que esgrimir tu color gris

Te debo la calle
que llega directa a la luna
aquella que adorna sus esquinas
con farolas de las que cuelgan
estrellas y sombras

Te debo lo que soy y lo que tengo
Te debo un instante, un momento
Te debo, por tanto,
casi toda la vida que arrendé
y de la que me devolvieron
un contrato a fin de obras

Te debo tanto, que no se cuando
podré devolverte
todo lo que me has dado
habiendo quedado contigo
a solas tantos momentos













miércoles, 11 de marzo de 2009

Cada gota, cada llama, cada estrella



Envuelto en una llama permanente, como la hoja otoñal que cae sobre la acera y se deshace entre los dedos incandescentes de quien se para y entre ellos la toma.
Como el beso furtivo de una madrugada, como la gota de agua que ningún océano echa en falta, como el crepúsculo colorido, como un atardecer sin montañas. Como la brisa bonita de una mañana de primavera, como la madera resquebrajada de mis mejores tablas:

Envuelto en llamas
arropado por suspiros inéditos
fugaz como un relámpago de juventud
y astuto
como la viveza de un zorro de campo

Hoy después de tanto tiempo lo volví a leer, una oda era esta vez. Nunca casi nadie sabrá de quien en este poema hablé. Amargo como el sabor de una tierra desafortunada y dulce como un bombón que se deshace en tu boca de madrugada.
Emocionado como la sonrisa de un pequeño niño chico, afortunado por hallar rincones en cualquier lado. Moribundo cuando sucumbo. Fuerte cuando me siento y escribo. Feliz cuando observo esos ojos castaños con la inocencia de no saber nada más que lo que te pueden enseñar cuando tan solo tienes poco más de dos años.

Cada gota, cada llama,
Cada anochecer, cada estrella
que se pierde y se derrama
cada luna rota, cada silencio de madrugada

Cada principio desechado,
abandonado por el tiempo
al haberse visto sorprendido
y descubierto por el misterio
del creer conocer el significado
de lo que significa el verbo existir

Triste cuando me sorprenden los caballeros de los jubones magenta, esos malvados alguaciles de mi gobierno inventado. Sonriente cuando me inunda la nostalgia de la puerta de mi casa.

Vivo cuando amanezco y necesito el tiempo necesario para poder estirarme y comprender que ese día me espera impaciente un rincón en el lugar más inesperado. Y sobre todo y ante todo, inmortal cuando me leo, cuando me escribo, cuando comprendo que yo marcharé pero que todo este mundo mío permanecerá, esparcido por cofres ocultos, estanterías de madera y cobijado bajo el tejado bienaventurado de una sorpresa continua para los descendientes de mi estirpe:

Mis historias
de poco más de dos páginas
mis epístolas de fantasía
mis versos blancos
no morirán nunca

Permanecerán y se harán,
si cabe, más fuertes
con el fugaz paso del tiempo

Yo que me moví en la vida de tantas formas y maneras. Yo que me comporté con personalidades tan distintas y dispares, que cuando el tiempo pasa, aprendo y cada golpe una nueva lección me trae hasta mis costas, como si viniesen mecidas por apacibles olas.

Fui un pirata, no lo niego, porque surqué océanos y mares intentando hacerme con botines que no me correspondían. Atraqué Goletas y galeones, eso sí, siempre sin derramamiento de sangre, intentando apropiarme de tesoros que tan solo a unos pocos pertenecían, pues míos no eran. Pero los deseaba, ansiaba conocer sus secretos y enriquecerme con ellos.

Años más tarde mi barco naufragó en medio del lado izquierdo de ningún lado. Allí donde nada parece lo que es y lo que es, parecía otra cosa haber sido. Entonces, más remedio no me quedó que seguir mis fechorías en aquellas mis nuevas tierras.

Y de esta manera me convertí pues en un ladrón y tras deambular por noches enteras, robé promesas y castillos de arena. Le robé el suspiro más bonito que llevase consigo el tiempo, cuando un viento muy cerquita de mi oído me sopló un sabio y ancestral secreto.
Pero no fue bien, ni en mar ni en tierra y entonces mendigué. Decidí vagabundear como nunca lo había hecho. Pedí por calles y plazas, busqué en cloacas y me refugié en cuevas y grutas tan gélidas que me dejaron el alma congelada.

Pirata, mendigo y ladrón
Pensé:
¿Quien iba a querer
estar al lado de un tipo como yo?

Entonces, otro entonces ante mí afloró y se cruzó en mi camino. Observé una luminosidad al final de un túnel y me pude ver, allí, al fondo, reflejado como en un espejo, ante mí. Fue allí cuando comprendí que mis viajes surcando oleajes y tempestades, fueron los responsables de aquel naufragio necesario. Mar, tierra y suburbios…

Del mar me quedé con su sal y con las tormentas que casi nunca arrecian y con todo esta sabiduría adquirida comprendí, o al menos lo intenté, parte del sentido de la vida. En tierra, como ladrón, tampoco me fue tan mal como creía, pues nunca sabe uno del todo si la botella está medio llena o medio vacía.

Robé, sí lo afirmo. Me robé a mí mismo, me robé amor y cariño, me robé infancia y la inocencia que una vez tuve de niño. Y cuando sucio y harapiento me sorprendí aquella mañana, supe de inmediato que no tenía frío ni ansiaba un bocado que saciara mi hambre. Mendigaba preguntas, mendigaba respuestas, mendigaba versos y promesas, mendigaba sueños y carencias.

Sí, lo afirmo, y no me culpo por nada. Fui lo que fui y gracias a eso en lo que hoy soy, que nada soy, me convertí. Como pirata amasé un tesoro que escondido en mis estanterías descansa.
Como ladrón, robé y al robar, robé versos, letras y palabras de día, de noche y de madrugada. Pero me los robé a mí mismo, porque cada uno de ellos fueron forjados a hierro y sangre en las fraguas de mis entrañas. Y como mendigo sigo viviendo, pues me propuse no convertirme a otra fe que no fuese la poesía, porque más feliz es quien poco desea y con tan poco se conforma que quien aspira a un tesoro colmado de monedas de oro

O como dijese
aquel humilde pescador cubano:
“Quien desayuna, almuerza y cena
no es pobre, mi amor,
porque tiene todo lo que desea y necesita”

domingo, 8 de marzo de 2009

Os voy a contar un cuento



Os voy a contar un cuento donde pueda escribir alto y claro lo que por vosotros dos, vidas mías, siento. Pues no quiero que el día de mañana alguien os narre lo bueno o lo mal amigo que fui. Si lo fui os lo contaré en primera persona. Yo viví únicamente para ser feliz, poco me importó lo que pensaran de mí. La gente, a veces puede llegar a ser muy cruel y esconder tras una cortina de humo todo aquello que te duele o que incluso te haga dudar de los tuyos y enloquecer.
Yo, mis pequeños, eso jamás lo permitiré, antes me corto las manos o degüello mi cuello si con ello consigo, lo prometo, que mancillen el honor de vuestro padre haciéndoos daño, poniendo en mi boca palabras que jamás dije ni diré o actos que no hice y que no haré, porque no habría dinero con el que comprarme mi mucha o poca fe.
Quise vivir y hacerlo bien, nunca me importó el dinero más allá de lo que permitiese formar un hogar, aunque tan solo con cuatro duros fuese. No tengo tanto como algunos piensan y lo que tengo, mío es, ante nadie tengo que pedir excusas o rendir pleitesía, hipotecando el alma que me corresponde por derecho.
Yo me gané lo que me rodea y saqué pecho siempre que hizo falta aunque estuviese por el suelo tirado. Papá es y fue un hombre hecho y por derecho. Quizá le faltó la fortaleza de los valientes héroes y le concedieron una autoinmunidad diferente que lo hizo dirigirse y encaminar su vida hacia lugares donde muy pocos consiguen llegar.
Yo conseguí llegar y allí formé yo mi hogar, un hogar de tronos y reyes, un hogar de príncipes y califas y allí nadie tuvo nada que explicar. Ahora todo lo que poseo, aquello que muchas veces me dije que no era nada, y hoy cambio de opinión, os pertenece. Para vosotros fue creado. Es por tanto que dejo en vida escrito un deseo pues mi tesoro a mis dos hijos entrego, el día en que vosotros lo reclaméis.

Mis plumas, mis cajitas de madera
mis disfraces de carnavales,
mis servilletas de papel
de tinta negra manchadas
mis gorras, mis sombreros, mis pañuelos,
mis comedias y mis señuelos

Mis requiebros, mis suspiros, todos y cada uno de mis libros, mis cuadernos con nombre de mujer burguesa y francesa. Mi poesía, mis recuerdos, mi nostalgia y los secretos que poquito a poco iréis descubriendo, porque yo me encargué de irlos poquito a poco construyendo. Y aunque lo contrario os parezca, no, no fui un tipo triste. Siempre me conformé con lo que me tocó en este concurso que se hace llamar vida y ante la gente, de puertas para fuera, puede que no, que no fuese un artista pero sonreí hasta demostrar a todo el mundo que a mí nada me podía por dentro pasar, aunque de pena me estuviese muriendo. Muchas veces las cosas no son como se muestran de puertas para afuera. Hasta los bufones tienen un mundo interior tan espléndido como controvertido.
A unos el boleto que juegan les ofrece fortuna o simplemente una buena racha de buena suerte. A mí no, a mi todo me costó, llegar, venir, caer tantas veces como caí
buscando y anhelando que me dejasen en paz, porque yo tan solo pretendía ser feliz y para ello escribía, escribía y como ahora hago, escribía, pero no tuve la oportunidad de conquistar ni mi propia libertad.
Papá siempre fue un tipo extraño y diferente, un bohemio del siglo veinte, con un orgullo tan grande que no permitió que casi nadie lo viese llorar de pena cuando la pena lo estaba ahogando. Y siempre respondió con una sonrisa superlativa. Suyos son esos versos que dicen:
“La vida hay que vivirla
en el día de hoy, pues mañana dios dirá”

Os voy por tanto, mis pequeños, a contar un cuento donde no quiero que jamás entre vosotros dos haya un reproche más alto que otro, porque para vos yo sembré el mejor de los sentimientos. Todo lo mío os pertenece a partes iguales. No quiero removerme entre mis cenizas pensando que aquí abajo en la tierra, mis dos tesoros se pelean por un cuaderno o por un simple poema que papá hace muchos años dejó escrito.

Mi vida fue un cuento,
puede que en blanco y negro,
pero un bonito cuento

Que nadie nunca os cuente
cuentos chinos sobre papá
y cada una de sus locuras
pues todas ellas fueron, sin duda,
necesarias y puras

Os voy, pues, a contar un cuento donde pueda escribir alto y claro lo que por vosotros dos, vidas mías, siento.

viernes, 6 de marzo de 2009

Tus ojos color Estambul

No sé donde me conducirán
las olas de mis propias metáforas

Añoro el testigo de mi locura
Añoro la melancolía
que nunca me abandona

Añoro el semblante tranquilo
de ese tipo feliz
que a veces se hace llamar yo
y disfraza sus mejillas con el rostro
de un fanático arlequín

No sé si podré
o simplemente me conformaré
pues la fugaz melodía que me atrapa
cuando me siento ante tu fotografía
es demasiado bella para ser olvidada
porque un recuerdo como ese
es, amor mío, pura poesía

Los besos que te niego
y guardo en el desierto
de mis épocas pasadas
Las caricias que olvidé
o repartí sin conciencia

Los suspiros que nunca suspiré
y esperan impacientes, mi vida,
a que el vaivén
de los versos blancos de mi pluma
los lleve ante tu neceser

Todo eso yace escondido
en el fondo de un cofre de oro
como mi más lindo tesoro

Necesito tan poco
que a veces ese poco
me parece un mundo
y si no lo escalo, o lo atrapo
me mato o me muero

Porque, por qué no escribirlo,
no hay día más bonito
que aquel en el que alguien
pronuncia un te quiero

A veces me hago sentir
como me gustaría sentirme de por vida
y en ese sentimiento que me invento
de principio a fin

Siempre aparecen
tus ojos color Estambul,
como azul de cielo azul
como un azul de mar de cercanía
cuando intento escribir esta poesía

No sé donde me conducirá
la locura de saber esperar
pero llegue hasta donde llegue
siempre estarás tú

Conmigo o sin mí
allí estarás porque allí estaré yo
clamando promesas a los vientos
y enviando suspiros

a los astros del firmamento

Tú me has dado la felicidad eterna
de saberme una buena persona
y a tu lado soy si cabe
un hombre más bueno y honrado

Tú me has entregado la potestad
de conquistar mi propia voluntad
tú me has dado el remedio
para él que no encuentro consuelo

Y aunque te falle cien veces seguidas
te amaré hasta que separen
de mi piel mis costillas
porque de mi barco su quilla
es como el alma susurrante
que siempre calla y nunca habla

El tiempo será el fiel testigo
del amor que te negué
y del que te oferté sin pedirte
ni tan siquiera de tus labios un capricho

El tiempo me acabará devolviendo
toda esta tinta derramada
y cuando lo haga, mi niña,
que lo haga recostado sobre una cama
acariciando tu pelo
y sirviéndote mi pecho
de tierna y bella almohada

No, hoy no pronunciaré un te quiero
aunque por dentro me muera
y tenga ganas de pronunciarlo
y no lo haré porque me guardaré
para mis adentros
este desgarrador amor que por ti siento

Puede que no sea
el tipo más romántico del mundo
pero si algo soy,
es un argumento repleto de versos prohibidos
que cuelgan de cada uno de tus requiebros

Así pues y si por casualidad
alguna otra vez
te asaltan dudas
no olvides nunca
que en mis poemas y en mis letras
se esconde la esencia
de un amor con nombre y apellidos

Puede, vida mía, que no sea
el tipo más romántico del mundo
pero si algo soy,
es un argumento repleto de versos prohibidos
que cuelgan de cada uno de los hilos
del antifaz de mi conocimiento


¡Ah!, se me olvidaba hacer caso omiso
a mi propia vanidad
y por si acaso y solo por si acaso:

En vez de un Te quiero
te envío un Te amo
envuelto
con el primer beso de enamorados
que ambos dos nos dimos
hace ya tantos años ...

miércoles, 4 de marzo de 2009

¡Oh, un poema!


Ayer leí en un diario algo que me dejó del todo descolocado y lo hizo, porque lo escrito o lo por mí leido, provenía de la boca de un poeta. Cito pues textualmente la estrofa que leí:

" Un poeta sin lectores no es nadie
Un poema que no es leído ni siquiera es
un trozo de papel inservible"

No sé que puede pasar por la cabeza de un "poeta" para decir esas cosas. Quizá sea una estrofa que le suene bonito o simplemente de veras piense así. Yo sin embargo no voy a indignarme, porque no soy nadie para hacerlo y si lo fuera, ser alguien, digo, creo que tampoco me ofendería. Pero como nadie me va a leer, nadie soy, que orgulloso me siento de serlo, o de no serlo, ser nadie, digo.
Voy sin embargo a escribir un poema que casi nadie leerá, por lo que entonces, casi nada nunca será (muevo la cabeza y me sonrío). Y este poema mío de esta otra forma de comenzar comenzaría:

¡Un poema!, ¡Oh, un poema!
maltrecho santuario de vanidades
que nadie lee
y por tanto nada, querido mío, sois

Mirad pues a vuestros contemporáneos
o a los ancestros maestros,
los que fueron leídos, aprendidos y recitados
sobre las tablas de grandes escenarios,
esculpidos sobre el mismo pedestal
que vos
pero con mucho más estilo,
venerados hasta la saciedad
y elevados hasta
el Olimpo de los versos conseguidos

¡Un poema!, ¡Oh, un poema!
a pesar de que nada sois
por permanecer oculto
o por no alcanzar un Templo culto

Para mí, otro desconocido como vos,
otro nadie oculto y maldito
para mí, fiel compañero,
para mí si sois,
para mí sois una garantía
de mi propia vida

Una salida, una entrada, un motor
un viaje al fin del mundo, que digo,
al fin de todos los mundos
un territorio virgen y salvaje,
inexplorable, inconquistable

Sois una oda y una elegía, un acontecimiento maravilloso, el paradigma de los enamorados y aunque ambos dos nos sintamos vilipendiados, seguiremos siendo nosotros: ¡Una nada y un nadie!; ¡Bonita pareja!: ¿No te parece?
Un poema es un río, una fuente con o sin agua, el desierto de una calma, una codicia, una cama, las sábanas y su almohada. Un poema son las alas de un ángel, un obituario, un café por la mañana o incluso la muerte de un alma.

Y esto es así
os lea quien os lea
aunque, querido mío, nadie os lea,
pues si un poema que nadie lee
no es nada
y un poeta sin lectores
nadie es, para que serlo pues

Creo que el término Poeta
es un concepto que abarca
un nacimiento, una vida y un testamento
eso creo
porque a veces, los versos y los poemas
para una persona, pueden llegar a ser,
tan solo, una vida entera

No creo que sea una cuestión
de amasar miles de lectores
o de que la poesía
se convierta en un superventas
se trata simplemente de atrapar emociones
que traspasen límites y fronteras

Y al hacerlo
hacerlo sintiendose libre
por dentro y por fuera
como si en ella se te fuese la vida

Me vuelvo a sonreír, claro que sí, hombre, porque vos, mi poema, que fuisteis escrito, en primera instancia, sobre arrugadas servilletas de papel, luego traspasado a un cuaderno Moleskine y ahora trascrito a un diario on-line, nada a nadie tendreis nunca que envidiar.

Porque os lea quien os lea,
querido mío:
¡Vos siempre seguiréis siendo,
al menos para mí,
un bello y maravilloso POEMA!

martes, 3 de marzo de 2009

¿Que de que hablo?


El océano de luces
una plantación de costumbres
un frío día de primavera
un arrollador torbellino
que llena en forma de ventolera
los suspiros y caricias de tu vera

La felicidad que como,
lágrimas de pena, llora
una soledad a duermevela

Un viento del sur
y un Dickens del oeste
un Lorca desvariando
como si al escribir una oda
lo estuviese dibujando un eterno Picasso

Una magia sin chistera
la cuneta de una carretera
la llama en penumbra
de una mecha de vela de cera
que arde, se consume, pero no quema

Media vuelta de una esfera
la aguja minutera de un tiempo,
que se prescribe adormecida
pero no cesa de dar vueltas
y vueltas y vueltas y más vueltas

La clandestinidad de un poema
la hermosa y bella leyenda
de un amor que los corazones sobrevuela,
en busca de un conquistador
que albergue en su interior el don,
de dar a cambio de no recibir
y de ofrecer sentimientos
por el mero hecho de ofrecer

Quien conquista una voluntad,
una sola,
se convierte en irrealidad

El romanticismo de un pasado siglo
es como el Barroco
de un posible suicidio

El aroma del destino
el sin sabor de un remedio
que no cura pero al ingerirlo
aparece de improviso: ¡El Alivio!

La beta de una madera
el anillo circunscrito
al madero que sostuvo
durante horas que parecieron siglos
el maltrecho cuerpo de Jesucristo

La fe de creer en los tuyos
el amanecer de un placer
un barquito de vela
surcando paraísos al anochecer

La luna de un sol
el complicado resentimiento
de un amor desmedido

La rosa de un poeta
la que escribe y se expresa
la que clava espinas
y deja fluir una sangre color tinta negra

Las odas de los Elfos
los manuscritos antiguos
los rincones ocultos
los monasterios que esconden secretos

La botella de coñac medio llena
sobre la tumba de Allan
el: "Perdón que no me levante"
del inverosimil Groucho
sobre la sonrisa de su epitafio

La verdadera esencia
de todos aquellos Machados
que fueron exiliados
o de todos aquellos hijos de pastores
que a los soldados
con sus versos emocionaron

-¿Que de que hablo?
-Simplemente de un Poema de Paso

de todo lo que soy y lo que hago

Hablo amigo mío,
solamente de uno de mis Poemas de Paso






lunes, 2 de marzo de 2009

Que vida la vida


La vida que tanto me atormenta y sin embargo tanto me envenena y me alimenta, mientras tanto, tantos sentimientos voy poquito a poquito en mis entrañas experimentando, como pétalos de rosa desgranando. Con un suave compás, de manera pausada y ordenada, como el amor primero que uno abandona pero nunca olvida.

La vida, la que tanto a unos da y a otros tanto les quita. La que tanto nos enseña y la que tanto nos enfrenta. La vida, que es un edificio con cimientos tan inciertos como el misterio del propio nacimiento. La que crece con nosotros y se nutre de nuestro sustento. La que vive y sueña con nuestra soñada adolescencia. La que a unos tan honrados hace y a otros tan malvados reconoce como tales.

No, no nos equivoquemos, no todos somos iguales. Dios no pudo crearnos a todos por igual, a su imagen y semejanza: ¡Hubiese sido una soberana ultranza!.

En algún punto del hechizo se equivocó, algún ingrediente de su quinta esencia falló. Algún excipiente, algún principio activo o algún condimento fue diferente al que quiso primigeniamente utilizar, como patrón, como molde, como muestra, como canon, como paradigma, como pauta, como tipo, como ejemplo, como plantilla, como arquetipo.

La vida, aquella otra nuestra vida. La que otorga sabiduría cuando la propia materia prima de una argamasa bien constituida se te ofrece como compañía para todo lo que te reste de vida, sólida, bien aunada, con suficiente constitución como para crear un resistente armazón.

La vida, la que tanto miente
la que tanto sabe,
la que tanto ayuda
la que tanto olvida

Esa vida, la que se edifica desde que en nuestra tierna infancia una escuela nos ofrecen donde dar rienda suelta a la locura de una educación preconcebida. La que entrega el privilegio de una extrema experiencia, que unos invierten y emplean en hacerse mejores personas. Y otros, en vez de poner a su edificio una puerta blindada colocan ante su propia pared una puerta falsa, que a todo el que por delante de esa puerta pasa, entregan la condición del engaño y de una fascinación que no puede ni tan siquiera ser comparada con la nada.

La experiencia no es, como la libertad fuese, una bella cenicienta. La experiencia que la vida te oferta puede convertirse en una bruja malvada y retorcida que contigo se levanta pero muchas noches no quiere volver a la cama. Entonces una vez desvelada se rebela dejando tu puerta falsa medio abierta y medio cerrada.

La vida, la que al avanzar a lo largo de nuestras vidas va dejando desconchones sobre una blanca fachada que maravillosamente fue pintada con sensaciones primerizas, ilusiones propias de trucos de magia y con el honor de saberte el creador de un nuevo hogar junto a tu familia, aquella familia de familias que la propia vida te otorgó.

La vida, la que al final de la vida deja tu edificio en ruinas, con una precaria iluminación, con unos cimientos que se apoyan sobre bastones de madera y con arrugas que se originan en el desván de uno, la cara, y van hasta el diván de la más abstracta realidad.

La vida, la que al final, o al principio, dependiendo de los materiales empleados en el edificio, otorga una salud debilitada y sin luz, donde las propias carcomas de tu alma piden a gritos una eterna paz para poder al final de la vida, poder, tan solo, descansar en paz

La vida, la que tanto me atormenta
y sin embargo
tanto me envenena y me alimenta

¡La vida, amigo mío, la vida!

Un día sin sonrisas


Comportarse bien
Actuar según las reglas
Ser bueno y fiel
Comprometerse y no enfurecer
Admitirse tal y como se es

Ser feliz es sonreír
sobre todo y por encima de todo
ser feliz es hipotecar
los sentimientos a tiempo completo

La sonrisa es un bien
y es fantástica
porque es gratuita

Un gesto altruista
El que más
El que más llena
El que más alegra
El que más emociona

La sonrisa
es una bella señorita
que te atrapa, que te invita
que te sueña, que te mata

Que te ama, que te engaña,
que te une, que te separa
que te ayuda, que te engalana,
que te absorbe, que te fascina
pero jamás
te deja indiferente

Sonreír es vivir
y poder llegar
a sonreír es,
sin duda, sobrevivir

Nada cuesta, nada vale
Su precio es insignificante
para lo que aporta

Sin embargo
su valor es misterioso,
majestuoso, enigmático
y grandioso

Sonreír es un acto innato
Sin duda,
el mejor de los ratos
el momento de tu alma
cuando tu corazón juega
sus mejores bazas

La sonrisa es la reina de la fiesta
La anfitriona de la mesa
La mejor carta de la baraja
El mejor regalo de los niños
El capricho de un suspiro

La sonrisa es la eternidad
trasformada en instante
La sonrisa es un bien
La sonrisa es un don
La sonrisa es un honor detrás de otro

Sonreír es vivir
que a nadie le quepa
la menor duda

Cada día sin sonrisas
un ángel muere en el cielo
una rosa se marchita en el paraíso
un oasis se seca en el desierto

Cada día sin sonrisas
Un pajarillo oculta su canto
Una sirena se pierde en el océano
Un poema es olvidado en el ocaso

Cada día sin sonrisas
Un campo es devastado
Una ola se traga el mejor cuando
Un mago olvida su mejor truco

Cada día sin sonrisas
Un amor es abandonado
Una pasión es destrozada
Un camino deja de ser atravesado

Cada día sin sonrisas
Una nota musical desafina
Una luz es apagada
Una sombra queda ensimismada

Cada día sin sonrisas
La vida deja de ser vida
el tiempo se congela
y la nostalgia traiciona a la poesía

Cada día sin sonrisas
un ángel muere en el cielo
una rosa se marchita en el paraíso
y una estrella
pierde el rumbo en el universo

Cada día sin sonrisas
La vida deja de ser vida
y todo esto que aquí yace escrito
aunque me pese se olvida

… cada día sin sonrisas …

domingo, 1 de marzo de 2009

Ando medio loco


Ando por ahí medio loco
sin saber mucho o poco
con Moleskine y una pluma
que aún no tiene nombre
comiéndome de un lado a otro el coco

Como un vagabundo
que ansía palabras
como un príncipe destronado
que aspira a un castillo
donde las arcas
estén repletas
de letras y frases
tan bonitas como bellas

Ando por ahí medio loco

Los trotamundos son eso
viajeros infatigables
de búsquedas imposibles
cuestionables, enajenadas, absurdas,
incluso espléndidas

Ando por ahí medio loco
todo me sabe a poco
todo se convierte en un foco
que ilumina la salida del pozo

El verbo amar
va grabado en la sangre
desde mucho antes
de que alguien te amara

A ese amor
nada es comparable
Ni una mujer, ni un sirena,
Ni una amante, ni una princesa

El amor es compañía
pero sobre todo
el amor es anarquía
nadie conoce el secreto
nadie se hizo aún con su fórmula
nadie aprendió completa su filosofía

No es poeta quien escribe
ni tampoco el que solo existe

Es poeta quien ama
desde el alba de una fría mañana
hasta la mañana
de la siguiente mañana

Con el único propósito
de seguir escribiendo
mañana tras mañana
hasta que una fría mañana
te desnude por completo el alma

El tiempo de redimirse
no es finito
tiempo hay para todo
lo que no hay es vida
para poder templar ese tiempo

La vivacidad de un iris
las tonalidades y aureolas
de un colorido arco iris

El acecho de un verso
para poder atrapar su esencia
esa cristalina transparencia
que se esconde
tras la simple
y grandilocuente literatura
de una sola letra

Un verso,
que hacer cuando uno
atrapa un verso

Pues eso, hacer
lo único que con un verso
puede hacerse:

¡Soñarlo, escucharlo,
adornarlo, acunarlo,
escribirlo y después y solo después
recordarlo, siempre recordarlo!

Un café sin azúcar amarga
pero cuando uno
se acostumbra a ese paladar
más nunca lo tomará de otra forma

Algo así ocurre con la literatura
Algo así ocurre con los poemas
muchos pueden ser tristes
o causar pena,
desesperación o desasosiego

Otros muchos egocéntricos,
misteriosos, épicos,
excéntricos otros

Pero cuando uno los prueba
y saborea por vez primera
cuando los siente
desde las entrañas del alma

Más nunca volverá
a observar ni a vivir la vida, su vida
de otra sabia manera

Tantas cosas quiero decir
con esta pequeña epístola
que al final concluyo como comencé

Ando por ahí medio loco
sin saber muy mucho
o simplemente muy poco

A sabiendas que el comienzo
es un final de un texto
o un punto y coma
en mitad de un verso

Una coma bien puesta,
en su lugar de origen
donde poder manifestar
el privilegio de expresar una frase
que ya venía de vuelta

Ando por ahí medio loco

¿El talento se hereda?


Voy a volver a escribir
sobre él, sobre mi padre,
acabo de concluir un poema
en el que hablaba sobre el talento

Quizá el reúna
todos esos requisitos necesarios
para poder atribuirle ese concepto
que lleva como nombre talento

Es un tipo hecho a sí mismo
Fiel a sus principios
orgulloso, trabajador, constante
hasta sus últimas consecuencias
y honrado, no saben ustedes cuanto

Luchador innato, desde chiquito
desde que los amaneceres
comenzaban a las cinco de la mañana
y lo primero que uno tomaba
entre sus manos era una azada

O quizá los golpes de la vida
lo hayan ayudado a serlo,
a convertirse, como suele decirse
en un tipo hecho y derecho

Pocas veces dio algo,
en lo que él creyese, por perdido
consecuente con sus dichos y principios
astuto, pero sobre todo
una de la mejores personas que conozco

Quizá la vida pudo y debió ofrecerle
alguna que otra oportunidad más
pero yo sé
que se siente orgulloso
de ser quien es y de ser como es

Su talento, yace oculto,

No diré que frustrado
porque no creo que se sienta así
ni tampoco creo
que haya sido para tanto

Pero cierto es
que su voz privilegiada
debiese haber tenido
otra oportunidad

No fue así y no pasa nada
para mí se quedó
para mí quedaron
esos precioso momentos
oyendo, como mi padre,
cómo de sus cuerdas vocales
salían aquellos tan bellos cantares

Yo no heredé su voz
tampoco su tono o su color
pero si heredé su sangre
y en ella iba inscrita una frase
como quien graba a hierro y fuego
un sentimiento que no quiere marcharse

Yo tampoco tendré
esa oportunidad, la mía,
quizá, no lo sé,
si de veras la desee
o simplemente quiera que todo quede así

Él canta bonito,
Yo escribo,
tan solo lo que cada día siento
pero sé que coincidimos
al menos en dos cosas

Y esos dos,
algo más que ideales o preceptos,
son, sin dudarlo,
maravillosos

La primera cosa es el amor
el amor que un padre
siente por su hijo
se lo demuestre
o lo sufra siempre en silencio

Amor en su máxima expresión

Ese amor incuestionable,
inclasificable, inenarrable
al igual que el amor
que un hijo siente por su padre,
increíble, eterno, incesante, inconfundible

Hace mucho tiempo
que sé que jamás
escucharé de tu voz un te quiero
pero sé que me los ha dicho en miles de veces

A estas alturas tampoco lo necesito
porque te llevo tan adentro
que con eso me conformo
no somos de expresar nuestros sentimientos

Y la segunda cosa de la que hablo
es una necesidad
la necesidad de soñar
él canta, yo escribo,
él sueña, yo imagino

Y aunque ninguno de los dos
tengamos nunca esa oportunidad
siempre nos quedará
el haber podido ser:
¡Un padre y un hijo!

La vida es un tesoro


Voy a continuar escribiendo
aquel poema que dejé incompleto
o al menos, eso
medio la impresión
cuando creí haberlo terminado

Hablaba entonces
de conversaciones profundas,
de aquellas que te hagan creer
de aquellas que te hagan crecer

Creo y afirmo
que hay tanto tipo curioso
por ahí, escondidos o a la luz,
durante el día, por la noche,
en un bar
o en una normal y corriente cafetería


Tanto tipo con ganas de crear
con ganas de sentir
con ganas de soñar
con ganas, al menos,
de ganarse esa necesidad

La vida es un tesoro
y el tiempo el cofre que lo custodia

Hay frases tan lindas
versos tan mágicos
momentos tan intransferibles
pasiones tan prohibidas
sensaciones tan sentidas

Hay tantos caminos por andar
tantos océanos por navegar
mundos, eternos, que descubrir
reinos, maravillosos, a los que acudir

No, no creo que debamos
perdernos ese derecho


El derecho a soñar
aunque sea despiertos

Hay, no me cabe la menor duda,
tanto tipo curioso
con tantas cosas que mostrar
con tantos consejos que ofrecer
con tantas materias
que enseñar y aprender

Hay tantas cosas nuevas y artísticas
que no me merece la pena
este estrés continuo y matutino
de autos pitando
con claxon insoportables
desgarrando mis oídos
haciendo daño a mi equilibrio

Ese estrés continuo de trabajo
y trabajo y más trabajo
de competencia insana
y de malditas envidias
que no nos conducen a nada


Creo que hay tanto bien
en este mundo que nos alberga
dentro de todo este caos
de crisis financieras, de riquezas
y de arcas del tesoro

Que no creo que todo ello
tenga el más sentido,
y es una opinión,
mi más humilde opinión,

Creo que sin esos tipos curiosos
de los hablan mis poemas
el “arte” tal y como yo lo entiendo
estaría condenado a muerte

El “arte” como herramienta
el “arte” como sendero
el “arte” como terapia, como autoayuda
el “arte” como liberación,
como fuente inacabable de expresión

Esos tipos curiosos
me merecen la pena


Una cerveza, un café,
un almuerzo o una comida
junto a ellos compartiendo
la misma mesa

Es sin duda media asignatura
de la licenciatura más excelsa
de cualquier prestigiosa universidad

Quiero vivir,
quiero seguir creyendo así
quiero tropezarme con ellos
y compartir estas irremediables
y locas ganas de creatividad

No lo puedo remediar

El resto, pienso,
que no me merece la pena
de ahí este poema

La vida es ese tesoro


Ese tesoro
custodiado bajo llave
por ese tiempo
otorgado a cada uno

No es necesario malgastarlo
pero sí creo que sea una necesidad
rodearse de la gente
que uno ama y necesita
el mayor tiempo posible

Mañana será otro día
y quizá el cofre se abra
y la vida con él desaparezca

Un verso no tiene precio


Lo mucho o poco que haya
tras la fabulosa escritura de un verso
es algo parecido a todo un mundo

El que escribe, se conoce
y sueña
con seguir conociéndose

Esas interminables horas a solas
esos trazos, esa tinta gastada
la memoria escrita de tus palabras
todo esto no tiene precio

Porque en el singobierno
de la más efímera economía
no habría presupuesto
con el que poder argumentar

Que un verso, un solo verso,
no puede ser vendido o comprado
sin el consentimiento del universo
que rodea el embaucador ambiente
del suceso que impuso en tu interior
la imperiosa necesidad
de querer llegar a escribirlo

¡No, claro que no!
para mí un verso, mis versos,
no tienen precio
porque son lo más puro que tengo

Son mi memoria
fotografiada en letras,
mis recuerdos,
mis instantes más secretos

Mi inolvidable insistencia
por querer comprobar
que hay algo más, que la simpleza
de nuestra existencia



Hablar, reír, soñar, amar,
llorar, sonreír, ir, venir,
llegar, parar, sostener, aguantar,
saber, querer, estar, ser,
convertir, existir, sobrevivir

Cada renglón
de esa estrofa de cinco renglones
es un verso:

¿Acaso alguno de esos renglones
tienen precio?

¡No, claro que no!

Un verso no tiene precio
al menos los míos