¡Un mar de dudas!

Al valiente que le ofrezcan cordura
Al cobarde una coraza
con la que pueda
además de esconderse protegerse

Al ladrón
un contrato a fin de obras
al filósofo un texto
que no sea capaz de descifrarlo

Al alquimista la pócima
que lo transmute en un ser humano
Al soñador unos pies
con los que el suelo pisar

Al huraño, la ternura
que te ofrece
la mirada inocente de un niño

Al sabio, la certeza
de creerse que no siempre
estará en lo cierto

Al ganador una pérdida,
solamente una
y al perdedor, tan solo una oportunidad
el resto tendrá que ganárselo
con el sudor de sus mandamientos

Al celoso, la soledad
Al inocente, el beso de mamá
Al orgulloso, un viento del oeste
Al inconformista, un susto de muerte

Que le ofrezcan la vida
a quien no la tiene,
el agua a los desiertos

¡Ah por cierto!

y que al menos una vez
se arruinen

las grandes superpotencias

Al dictador una condena
a cadena perpetua
teniendo como verdugos
cada uno de los fantasmas de sus víctimas

¡Eso sería de veras

una buena justicia!

Al suelo que le entreguen
un cachito de cielo
y a la galaxia
la parte más hermosa del universo

A la amistad, un golpe de humildad
Al cuerpo alguien
que lo alimente y no lo maltrate

A la cabeza,
simplemente unos hombros
que la merezcan

A la pobreza
un platito de sopa caliente
y al poder
una caída libre a los infiernos

A la muerte,
alguien que sea capaz de entenderla
yo perdí la batalla y mucho más
(Te quiero mamá)
al intentar enfrentarme a ella

Al destino un juego de azar
que se juegue sin tapete
y sobre una antigua mesa

Al poeta que lo despojen
de pertenencias y abalorios
pero que dejen a su lado
un cuaderno y una pluma
con los que poder desatar su euforia

Al dramático, una comedia
Al comediante,
un papel de clown llorando
Al lunático,

lucidez aunque sea una sola vez

Y al amante, una luna llena
¡Que bonito, verdad!

Una luna llena para poder amar
y al hacerlo creer
que más allá de las estrellas
al menos esa noche, no hubo nada más

Yo mientras tanto
me iré quedando atrás
con mis textos, con mis sueños,
con mis frases diarias,
con mis quehaceres cotidianos,
con mi mala salud y con mi buena conciencia

Sumido como siempre
en mi mar de dudas particular
aquel que tantas tempestades me ofreció
y de tantos naufragios,
sin embargo el osado, me rescató

¡Un mar de dudas!

¡A qué… si no podría aspirar yo!

¡A qué si no podría aferrarme yo!