
Entre estíos y primaveras
entre sauces y senderos
vi llover suerte
sobre los hombros de la gente
Y sin querer refugiarme del frío
contagiandome del egoísmo
acaricié la ventisca
para poder mojarme con aquel ritmo
Pero no llovió más en días
ni en meses, ni en años
en mucho tiempo dejaron mis ojos
de observar trucos mágicos
Y mientras tanto
anduve perdiendo vida
y ganando estilo
caminando por pedregales
por los que apenas nadie
quería caminar,
porque no todo el mundo
soporta bien los vendavales
Perdido, como un naúfrago
que hay días
que confunde con las noches
y noches que preferiría
dormir toda una vida
Perdido
como un sarraceno entre cruzados
amando una historia que desconoce
pero que le narraron sus ancestros
de pequeño
y la aprendió de memoria
Perdido
como un sol en un cielo de estrellas
o una luna deslumbrada
por un arco iris de luciérnagas
Entre estíos y primaveras
deambulando
como un dios sin Olimpo
al que desterraron
de su morada mitológica
Allí, aquí, sin fin,
entre estíos y primaveras
desvariando como un loco
y soñando como un necio
Al que le prometieron
un mundo feliz
y cuando se hizo mayor,
descubrió:
Que ni el paraíso esconde ángeles
ni el cielo
es aquel balcón poético
desde el cual se puede soñar
de una manera real
sin perder conciencia y libertad
Entre estíos y primaveras:
¡Así sigo!
entre sauces y senderos
¡Así continuo!
Aquí, allí
pero siempre conmigo