El que tanto reflexionó
aquel que tanto tiempo
a su rutina diaria dedicó
El truhán con cara de niño
que nunca pareció haber roto un plato
y en más de una ocasión
la vajilla entero destrozó
El que necesita estar a solas
El que se alimenta
de montones de páginas muertas
que ante su presencia
aquel que tanto tiempo
a su rutina diaria dedicó
El truhán con cara de niño
que nunca pareció haber roto un plato
y en más de una ocasión
la vajilla entero destrozó
El que necesita estar a solas
El que se alimenta
de montones de páginas muertas
que ante su presencia
parecen cobrar vida
Una vida dividida
una vida fronteriza
entre el latido de un sueño
y la espera de una caída
que se halla acechándolo
a la vuelta de la esquina
El soñador de pesadillas soñolientas
el ignorante, cultivador de una sabiduría
que alimenta más su alma
que el estómago, una buena comida
El caballero que nunca regala rosas
El romántico que esconde la cabeza
El bohemio que tímidamente
a un poema se asoma
El niño que aún habiendo crecido
se anima a sí mismo
con aquellos destellos de un pasado
que dejó atrás y aún no ha olvidado
El mudo que no calla
El verso que aún no fue escrito
La melodía que sonó a hurtadillas
entre teclas de piano
y fábulas de héroes y villanos
El estudioso, el responsable,
El orador, el frágil, el cobarde
El todopoderoso corazón
que siempre le dice que tire p^alante
La ecuación alquimista
que transmutó su mundo
en una estrofa eterna,
y en una bella canción
dentro del país de nunca jamás
Y no, claro que no, cuando él llegó
ya no quedaba ni resto de Peter Pan
El escritor que nunca llegará a serlo
porque en su interior
lo fue desde el mismo instante
en el que aceptó su melancolía
como síntoma, como don, como medida
La palabra que lo atrapa,
la que lo adula, la que lo engaña
la que lo responsabiliza
y la que lo traiciona
El caballero que nunca lleva bastón
El romántico que se esconde
tras las cortinas de una pasión enfermiza
El bohemio que tímidamente
a un poema se asoma
y mueve de un lado a otro lado la cabeza
agitando con cuidado
los dos hielos del vaso
muy despacio, muy despacio
El que estas letras escribe
el que se redime cuando debe hacerlo
y el ebrio que casi nunca bebe
El trasnochador de soledades
El vanidoso de un silencio envidiable
el ladrón de tinta
y el poeta que nunca, nunca,
dios mediante, se cansa
El soñador de pesadillas soñolientas
el ignorante, cultivador de una sabiduría
que alimenta más su alma
que el estómago, una buena comida
El caballero que nunca regala rosas
El romántico que esconde la cabeza
El bohemio que tímidamente
a un … poema … se asoma
Una vida dividida
una vida fronteriza
entre el latido de un sueño
y la espera de una caída
que se halla acechándolo
a la vuelta de la esquina
El soñador de pesadillas soñolientas
el ignorante, cultivador de una sabiduría
que alimenta más su alma
que el estómago, una buena comida
El caballero que nunca regala rosas
El romántico que esconde la cabeza
El bohemio que tímidamente
a un poema se asoma
El niño que aún habiendo crecido
se anima a sí mismo
con aquellos destellos de un pasado
que dejó atrás y aún no ha olvidado
El mudo que no calla
El verso que aún no fue escrito
La melodía que sonó a hurtadillas
entre teclas de piano
y fábulas de héroes y villanos
El estudioso, el responsable,
El orador, el frágil, el cobarde
El todopoderoso corazón
que siempre le dice que tire p^alante
La ecuación alquimista
que transmutó su mundo
en una estrofa eterna,
y en una bella canción
dentro del país de nunca jamás
Y no, claro que no, cuando él llegó
ya no quedaba ni resto de Peter Pan
El escritor que nunca llegará a serlo
porque en su interior
lo fue desde el mismo instante
en el que aceptó su melancolía
como síntoma, como don, como medida
La palabra que lo atrapa,
la que lo adula, la que lo engaña
la que lo responsabiliza
y la que lo traiciona
El caballero que nunca lleva bastón
El romántico que se esconde
tras las cortinas de una pasión enfermiza
El bohemio que tímidamente
a un poema se asoma
y mueve de un lado a otro lado la cabeza
agitando con cuidado
los dos hielos del vaso
muy despacio, muy despacio
El que estas letras escribe
el que se redime cuando debe hacerlo
y el ebrio que casi nunca bebe
El trasnochador de soledades
El vanidoso de un silencio envidiable
el ladrón de tinta
y el poeta que nunca, nunca,
dios mediante, se cansa
El soñador de pesadillas soñolientas
el ignorante, cultivador de una sabiduría
que alimenta más su alma
que el estómago, una buena comida
El caballero que nunca regala rosas
El romántico que esconde la cabeza
El bohemio que tímidamente
a un … poema … se asoma
Eozen Eozenn...hay un refrán por ahí que dice " de músico poeta y loco todos tenemos un poco", de músico no sé si mucho...pero de poeta vas sobrado..y de loco......un alumbrado....., no sé si eso corresponde a un bohemio...pero sí se que tienes la capacidad de levantar admiración de todos cuanto te conocen y de no dejar de sorprender con tus palabras escritas aunque yo me reservo tus palabras habladas y si puede ser acompañado de un buen vino...y de un buen queso
ResponderEliminarEsquisito ese poema...mi buen poeta...eres genial..sigue escribiendo asi
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