Nadie debería exigir
lo que no es capaz de cumplir
y menos aún reprochar
atenciones, halajas o soluciones
Cuando el único remedio
que uno ansía y necesita para sobrevivir
a la cortina de humo
es el bello beso del silencio
La caricia extrema de aquella soledad
que se manifiesta
cuando uno la busca con paciencia
con premeditación y con urgencia
El silencio de escucharse a si mismo
el pulso de tu diversidad
el compás que marca
el minutero de tu devenir
el latido de tu bienestar
Ver para creer
y como decía el guión
de aquel bonito largometraje de sentidos
y experiencias escuchadas:
¡Las personas nunca cambian
lo que cambian son las circunstancias
que suceden a esas personas!
Zambullirse en el fondo del mar
Aislarse de la cotidianidad
que inflige una muchedumbre
que apenas te dice nada
Exprimir al máximo
esos bellos besos de amor
dormir sobre el mismo lecho
de una oscura suerte que a cada paso
que emites te acompaña y se te desvanece
Conversar a solas
con más nadie más
que con el espíritu de tu bondad
procurando encontrar en aquel más allá
algo más que reflexiones escritas
que no te hagan sentir mal
En el centro de cualquier epicentro
dentro del más ensordecedor diluvio
entre tormentas de paz y de guerra
en mitad de una costumbre de gritos y miedos
Siempre, en el centro de todo ello
se encontrará ese bello beso perdido
que tantas veces se busca
y que muy pocas veces se encuentra
Perdido para no ser hallado
Casi olvidado por voluntad propia
despojado de pecados capitales
aún faltando a preceptos
por los que en otros tiempos
separarían de tu cuerpo tu cuello
Como una brisa matutina
que despeina pero no altera la empatía
como una sonrisa
que hacer estirar las comisuras de las reinas
Viento y paz
hoguera y llama que no quema
Solidaridad extrema
y amplitud de los cinco sentidos
para poder escuchar, hoy y aquí,
mucho más allá del verbo oír
Un beso cálido y liviano
El beso de aquel pobre diablo
con vestimentas de mediano
cuyo pañuelo al cuello
lo delata como caballero, austero y soberano
Viento, sal de océano y tempestad,
Calmada,
como el querer siempre estar en esa paz,
en esa calma meridiana,
que te imprime el sello
de ser asocial
Nadie debería exigir
lo que no es capaz de cumplir
ni tan siquiera a sí mismo
No creo que exista alguna senda
por ese devenir
que nos conduzca a la jungla
donde poder llegar a ser feliz
Necesidad es sobrevivir
Soledad y silencio, a veces,
Vida y calma
paz, aire, pureza
lo que no es capaz de cumplir
y menos aún reprochar
atenciones, halajas o soluciones
Cuando el único remedio
que uno ansía y necesita para sobrevivir
a la cortina de humo
es el bello beso del silencio
La caricia extrema de aquella soledad
que se manifiesta
cuando uno la busca con paciencia
con premeditación y con urgencia
El silencio de escucharse a si mismo
el pulso de tu diversidad
el compás que marca
el minutero de tu devenir
el latido de tu bienestar
Ver para creer
y como decía el guión
de aquel bonito largometraje de sentidos
y experiencias escuchadas:
¡Las personas nunca cambian
lo que cambian son las circunstancias
que suceden a esas personas!
Zambullirse en el fondo del mar
Aislarse de la cotidianidad
que inflige una muchedumbre
que apenas te dice nada
Exprimir al máximo
esos bellos besos de amor
dormir sobre el mismo lecho
de una oscura suerte que a cada paso
que emites te acompaña y se te desvanece
Conversar a solas
con más nadie más
que con el espíritu de tu bondad
procurando encontrar en aquel más allá
algo más que reflexiones escritas
que no te hagan sentir mal
En el centro de cualquier epicentro
dentro del más ensordecedor diluvio
entre tormentas de paz y de guerra
en mitad de una costumbre de gritos y miedos
Siempre, en el centro de todo ello
se encontrará ese bello beso perdido
que tantas veces se busca
y que muy pocas veces se encuentra
Perdido para no ser hallado
Casi olvidado por voluntad propia
despojado de pecados capitales
aún faltando a preceptos
por los que en otros tiempos
separarían de tu cuerpo tu cuello
Como una brisa matutina
que despeina pero no altera la empatía
como una sonrisa
que hacer estirar las comisuras de las reinas
Viento y paz
hoguera y llama que no quema
Solidaridad extrema
y amplitud de los cinco sentidos
para poder escuchar, hoy y aquí,
mucho más allá del verbo oír
Un beso cálido y liviano
El beso de aquel pobre diablo
con vestimentas de mediano
cuyo pañuelo al cuello
lo delata como caballero, austero y soberano
Viento, sal de océano y tempestad,
Calmada,
como el querer siempre estar en esa paz,
en esa calma meridiana,
que te imprime el sello
de ser asocial
Nadie debería exigir
lo que no es capaz de cumplir
ni tan siquiera a sí mismo
No creo que exista alguna senda
por ese devenir
que nos conduzca a la jungla
donde poder llegar a ser feliz
Necesidad es sobrevivir
Soledad y silencio, a veces,
Vida y calma
paz, aire, pureza
y siempre, siempre
vuelta a casa
Qué cosas más maravillosas escribes, Juanito de mi alma!
ResponderEliminarEs una delicia leer cada uno de esos versos que escribes.
Un abrazo gordísimo!