En medio de aquel sol hastiado de rencor
cuando mi debilitada luz
se acercaba aún más
a la mediocridad de un centelleante parpadeo
que al manifiesto porvenir
del faro todopoderoso
que ofrece visión a las costas
desde cuyas rocas se divisa la tierra del devenir
En medio de la nueva luna
en medio del crepúsculo
que ofrece como garantías
fríos témpanos de hielo
En medio de mi honestidad
y de mi aciaga y maltrecha creencia
en el reino de los cielos
En medio del yo y del ego
en medio de ninguna parte
y en medio de todas ellas
Como una mitad
que aún perdiendo su todo
se niega a aceptar la realidad
y sigue, derrotada pero erguida
Luchando, con sangre entre los dientes
para, aún volviendo a caerse
tener siempre aquel ápice, último aliento, de fuerza
que la haga de nuevo levantarse:
¡Lo que no te vence te hace más fuerte!
A medio camino entre la noche y el día
a media madrugada
donde luna y sol
pierden de vista el resplandor
que por siempre se les negó
Yo también perdí mi voz
y debido a ello, la inocencia y la paciencia
son hoy dos asesinas a sueldo
que se venden como mercenarias al mejor postor
Y aún así
en medio de prados sin bálsamos
en medio de absurdos contratiempos
en medio de canciones de cunas arrebatadas
En medio de tormentas
venideras y ya pasadas
a medio camino
entre el rencor y el perdón
En medio de la mitad de mi vida
acepto, o al menos así quiero creerlo,
que aún habiendo perdido
el rumbo y el control
Aún conservo intactos conmigo
muchos de los consejos
que me ofrecieron de niño
Y entre ellos,
en medio de tanta página escrita
y tanto párrafo por escribir
seguramente exista un cuaderno
Donde se diga, que el amor,
por mucho que uno quiera o no quiera
será siempre el único dios
la única religión, el único credo,
la única esperanza, el único manifiesto,
el único si quiero y el único idioma perfecto
por todas las lenguas entendible
El amor, es a la vida
lo que la sabiduría a la Stulticia,
un suspiro de cordura
en medio de una tierra
donde las oportunidades se niegan y ofrecen
a todos, pero a no a partes iguales
En medio de aquel sol hastiado de rencor
se oirá siempre su voz
y con ella el amor, aún en el recuerdo,
seguirá siendo siempre
un bello poema extraído del corazón
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