Ya no quemo rosas

“Dicen que de tanto tocar
a las puertas del diablo
alguien, algún día,
acabará abriéndotelas de par en par”
y entonces se terminará la paz

Y una guerra sin paz
es como un cielo
cubierto por miles de infiernos

donde las estrellas brillan
en halos de fuego
y los dioses asesinan a los ángeles
para robarles la pureza y la esperanza

Pero si existe en el mundo, un consejero,
simbiosis de amante y traidor,
amigo y a la vez enemigo
sin duda, que es… el tiempo

Y si algo aprendí
de sus enseñanzas
fue a obviar los recuerdos
que podían hacer tanto daño
que mataban al alma

¡Ayuda, claro que ayuda!

¿Quien dice que no?
El tiempo es el único
que puede concederte
esa oportunidad perdida

Las heridas se vuelven cicatrices
El huracán … calma
la fe perdida,
un punto lejano en el horizonte

Pero por algo se empieza: ¿no?

Y entonces un día
las flores marchitadas, resucitan
como si alguien desde el cielo
las hubiese regado
con una lluvia renovada de recuerdos y besos

No, no me olvidé de ti
elegí un camino y caminé
hacia allí
sin saber muy bien, aún no lo sé,
si lo hacía bien:
¡Simplemente, mi amor, elegí!

“Para mí también la melancolía
es la única forma que hallé
para enfrentarme a dios”

Y en ese camino, en ese tránsito
aprendí a medir la ausencia
y comprendí cual era el secreto
que me ofrecía cada mañana
el tiempo que perdía
martirizando mi existencia

No, ya no
Ya no quemo rosas
Ya no quiero destrozar vidas
Ya no busco culpables

No, ya no,
ya no deseo hacerme daño,
con todas mis fuerzas
ya no tengo la necesidad de sufrir

No, ya no quemo rosas,
ahora busco semillas
y un valle fértil donde poder
hacerlas crecer con la belleza
que me ofrece en mi pensamiento la nostalgia

No, ya no
ya no deseo destrozar vidas
ya no deseo mal a nadie
ni tan siquiera a los que cometieron negligencias

No, ya no,
Ya no busco culpables
ya no pienso ni creo
que dios tuviese la culpa

Supongo
que todos debemos reconocer
y aceptar la vida
cuando la propia vida nos arrebata
el verso más bello de nuestra mejor poesía

Supongo que todos
tenemos el derecho
a perdonarnos a nosotros mismos
por lo que hicimos
o por lo que dejamos de hacer

No, ya no,
Ya no creo que mi techo
sea un mal lugar para refugiarse
pienso que es un salvaguardo maravilloso

No, ya no,
ya no quiero con todas mis fuerzas
hacerme aquel atroz daño que intenté:
¡mis lágrimas ya están a buen recaudo!

No, ya no, ya no sueño
con escapadas nocturnas al infierno
esas escaleras tan frías y austeras
asustarían a cualquiera

No creo que sea
ni tan siquiera un buen lugar
para guarecerse o ponerse a salvo
ni el propio diablo

No ya no, amor,
ya no apunto con mi arma a escondidas
para ver si soy capaz de derribar una estrella

No, ya no, ya no quemo rosas

Aprendí a sembrar sus semillas
mientras soñaba con tus dedos
acariciando mi corazón y mi alma

No, ya no, amor,
ya no quemo rosas
ahora acaricio sus tallos
con mis manos
mientras perfumo mi vida
con los recuerdos que me dejaron