Explícame la parte bonita de la historia

----------------------------------------------------------------------------
Mi foto
Villaviciosa de Cordoba, Spain
Jim Morrison decía: "Y es por eso que me gusta tanto la poesía: porque es tan eterna. Mientras haya gente, se podrán recordar palabras y combinaciones de palabras. Nada puede sobrevivir a un holocausto salvo la poesía y las canciones. Nadie puede recordar una novela completa. Nadie puede describir un filme, una escultura, una pintura. Pero en tanto y en cuanto haya seres humanos, las canciones y las poesías pueden continuar...". O acaso: ¿Quien no se ha sentido alguna vez como un poeta atrapado entre el cielo y el infierno?".

"Los buscadores de sueños encuentran oro en cualquier parte"

----------------------------------------------------------------------------

martes, 24 de marzo de 2009

Corazón... Que bonita palabra: ¿Verdad?

La fortaleza humana, esa templada espada con el fuego eterno de los Dioses: ¿Donde se halla?. Hubo una vez, un día, en el que yo pensé y creí que esa soberbia facultad era tan solo potestad de guerreros y valientes, de fornidos antebrazos y espaldas de gigantes. Y como tantas otras veces, loco de mí, me equivoqué. Porque no, la fortaleza, al menos ésta que mis versos expresan, esta fortaleza está, pero no se nota, tampoco creo que se esconda, pero cuando ha de hacerse, cuando ha de venir, sin duda, te honra.

La Fortaleza es una anciana con rostro de princesa, oculta que no prisionera, en el quicio meridiano de las más profundas entrañas. Es el único soplo de viento que el Dios todopoderoso, dejó guardado en un lugar secreto para que una vez decubierto, hiciera del muerto un vivo, del valiente un cobarde y del poca cosa un hombre con dotes de artista, para saber templar el tiempo, para saber darle sabor al miedo, para colocar una puntita de color al desconcertante desconsuelo. No, señores, la fuerza no está en las manos, ni en los fornidos antebrazos, ni en los omóplatos musculados. La fuerza está en el alma, en la profunda inmensidad de una inesperada calma; en la sonrisa de una lágrima, en la tristeza de una cama de hospital o en la cicatriz nunca curada que una herida deja en tu cara.

El amor duele, claro, pero más duele el dolor, pues uno no sabe quien es en realidad hasta que no se enfrenta, hasta que no se compadece de sí mismo y sale de esa trifulca, victorioso. La Fortaleza humana es una llama inherente que cuando parece desaparecer, permanece y nunca se apaga:

¡Oh cobarde de mí
que tanto aguanté y sufrí
hasta que al fin, amiga mía,
te descubrí...!

Esta especie de carta poética o de prosa metafórica que estoy intentando escribir, no es, sino una de aquellas otras maneras de querer seguir siendo feliz. Y en ella, aparecerá en más de una ocasión una preciosa palabra, la palabra "Corazón". Que bonita queda escrita: ¿Verdad?.
No corren buenos tiempos para la lírica- como decía aquella bella canción, pero todo viene a colación. Porque esta palabra mía de hoy, ya pasado el mediodía: ¡Corazón!, será la que haga despertar del letargo a mi poesía.

Separadas por una ancha franja de casi una vida, pero a la vez, por esa palabra tan unidas. Sin querer, como dos desconocidas que sus caminos cruzan en una encrucijada, de molinos de viento que baten sus aspas en sentido contrario al común sentimiento.

Una, la más pequeña, con apenas veinte años, la chica con la sonrisa más bella y con más fuerza que en mi vida, mis ojos vieran, al fin, tranquila, curada de un calvario de frío y miedos. Porque una vez todo pasado, el pasado ya no parece tan duro o porque al colocar sobre tu corazón esas dos bellas alas, podrás al fin volar. Volar al inmenso y profundo mar que se abre en el interior de aquellos sueños rotos, que hoy te ofrecen aires renovados de vida, libertad, radiante sabiduría y por que no, también preciosa, poesía.

Es cierto que la pena une, que el dolor hace amigos, que el miedo compartido aún siguiendo siendo miedo se hace más llevadero, pero: ¡Niña, que miedo!: ¿Verdad?.
Tus tres meses de agonía acabaron, ahora con un corazón renovado que puede volar, todo será diferente. Seguirás, no me cabe la menor duda, sonriendo, con esa bella sonrisa, otorgando ese privilegio a los tuyos, a tu novio y a tu familia, a los que por ti velaron, velan y seguirán velando, aunque sea con sus almas en vilo. Yo sin embargo, te deseo alguna que otra cosa más, pero sobre todas esas cosas, te deseo tres:

1.- La primera: "Paz"
2.- La segunda: " Libertad"
3.- Y la tercera: " Vida"

Te deseo, niña, mis tres palabras preferidas, con permiso de la más bonita de todas las palabras posibles: ¡Poesía!.

Y la segunda protagonista, de este poema mío de cuento, narrado en forma de carta metafórica, la que tiene en vilo mi alma y en ascuas mis entrañas. La de mayor edad, la que aún permanece anclada en un puerto de nombre hospital, inundado por aguas saladas, que deben salir de ese lugar, pues penetraron por un hueco atrás dejado, inundando de angustia y de sal, la cavidad que rodea a esa bella y bonita palabra. Yo sé que todo saldrá bien o al menos así quiero creerlo, y cuando este presente se convierta en pasado, quisiese un futuro con dos corazones renovados. Uno al que pusieron dos alas para volar al interior de los sueños y otro al que desalojaron las aguas saladas de aquel puerto que duele y angustia tanto.

El dolor nos unió y aunque cabe la posibilidad de que no coincidamos más, este extenso poema prosaico es un tributo a la vida de dos personas y al desconcierto de dos familias, que sin conocerse de nada, compartieron en tan solo unos días, mucho más que si hubiesen permanecido juntas media vida.

La más pequeña, la cenicienta, lleva por nombre Inma y es la fuerza manifiesta de una bonita sonrisa.
La segunda protagonista de esta historia se llama Paqui y es mi madre, un claro ejemplo de fortaleza, extraída de una aparente debilidad que yo siempre supe que no era tal. Pronto todo terminará mamá.

¡Corazón! ... Que bonita palabra ... ¿Verdad?

No hay comentarios:

Publicar un comentario